Yo estuve en el concierto de Shakira en Bogotá, Colombia. Fue el cierre de su gira y esto significó para Systema Solar, como banda invitada a abrir su concierto, mostrar lo que hacemos y tenemos frente a un público de más de 30.000 personas.

Ha sido quizá el público más grande ante el que nos hemos presentado, luego de Rock al Parque y el festival Río Loco en Toulouse (Francia).

¡Lo hicimos con todo el gusto! Nos divertimos. Muchas veces nos preguntaron en los medios si la misma Shakira nos había invitado o cuál era la razón de nuestra presencia allí.

El día del concierto, la tarde fue enmarcada por un torrencial aguacero que se vino sobre la zona del Parque Metropolitano Simón Bolívar. Sé que Bogotá es la ciudad de las estaciones fugaces, así que tenía la certeza de que esto no significaba interrumpir o postergar por demasiado tiempo la presentación de la artista principal.

Mientras entrábamos al parque Simón Bolívar veía, a través de la ventana de la camioneta tipo van que nos llevó, una especie de gran serpiente de seguidores/as que se cubrían con lo que tenían a mano. Mucha gente llegó de otras ciudades para vivir la experiencia del concierto. Se percibía un ambiente despreocupado de quienes estaban ahí. Pensé que la gente tenía clara su decisión de ser parte de la experiencia de este concierto. Esa fue mi percepción.

Luego, ya adentro, se vivía un ambiente tipo festival Rock al Parque. Un escenario gigante en el que, como de costumbre en este tipo de eventos, todo el personal técnico se movía de un lado a otro en función de garantizar un espectáculo perfecto. Caminé entre toda esa movida y me di cuenta de que nuestro asistente de escenario tomó una fotografía en la que se podía ver el contraste entre nuestras cuatro maletas con vestuario y equipos frente a las cuatro tractomulas de la producción de Shakira. La foto fue publicada en su Instagram. Esa imagen me produjo risa.

Por indicaciones de la producción general sabíamos previamente que nuestras luces no estarían al cien por ciento y que nuestros videos no serían proyectados. Era claro que lo que pasaría esa noche sería una especie de showcheck. Jugando un poco con las palabras y, como siempre, sacándole punta a todo, ese fue el término que encontramos para definir que no habría espacio para pruebas; lo que nos tocaba era conectarnos, entregar y soltar nuestra energía.

Entre todas las historias de esa noche recuerdo una en particular que conectaba al baterista de Shakira, Brendan Buckley, con nuestro baterista, Andrés Gutiérrez, quien es un gran fan de Buckley. Andrés nos había hablado años atrás sobre la versatilidad de Buckley como músico de sesión, así como la historia de su encuentro con Shakira.

En algún momento vi pasar a Brendan Buckley frente a nuestro camerino y de una me fui a buscar a Andrés. Le dije: “Sal rápido que allá afuera va tu amor”. Andrés respondió sorprendido: “¡Nora!” (su compañera), a lo que le respondí: “No, ¡tu otro amor! Jajajaja”. Él entendió de una que se trataba de Brendan y salió a su encuentro. La anécdota termina con la respectiva foto del grupo con Buckley, la cual fue luego editada por John Pri para que solo salieran los dos: Andrés y Brendan.

De los cuarenta y cinco minutos que duró nuestra participación, el minuto uno fue el más crucial, cuando nos encontramos con las primeras miradas de las personas del público. Nos conectamos, ellos/as y nosotros, en medio del baile que se armó con Yo voy ganao. Recibimos a cambio sonrisas y movimiento de hombros dancísticos, que se fueron contagiando cada vez más con el intercambio de miradas. Fue un público poderoso que entró de una en la Zona Estelar Berbenautika y sin duda se la gozó.

Las banderas de Barranquilla a nuestro lado izquierdo enmarcaron el escenario. Solo podíamos usar una parte del escenario y había la restricción de uso de un pasadizo que se metía al público desde la tarima. Nada de esto fue una limitante para disfrutar de una fiesta a la que habíamos sido invitados. Una fiesta en la que nada más y nada menos era Shakira la anfitriona.

Al terminar nuestra presentación nos fuimos a la zona del público. Particularmente me fui con Ulises, nuestro stage manager, y nos ubicamos en una parte que nos permitía estar directamente al frente del escenario. Entre la multitud emocionada, disfrutamos desde ahí cada sucesión de momentos del concierto de Shakira.

Al final de la gran fiesta tuvimos la oportunidad de cruzar palabras de manera muy rápida con la propia Shakira. Le agradecimos la invitación a abrir su concierto de cierre de su gira El Dorado, a lo que ella nos manifestó: “¡Sonaron bien!”.

Sí. Yo estuve ahí en el concierto de Shakira. Una artista ante quien me “quito el pelero”, pues no hay duda de que puso a vibrar a todo su combo con su música, pero quien además ha tenido el valor digno de cantarles la tabla a los supuestos gobernantes de este país, al recordarles que con la disminución de presupuesto para la educación le están embolatando al pueblo colombiano su derecho a una educación de calidad.

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