Presidente: olvídese de dañosas fantasías turísticas que destruyen la naturaleza.

Horas antes de posesionarse como presidente, Juan Manual Santos protagonizó una curiosa ceremonia en la sierra nevada de Santa Marta. Allí, disfrazado de aspirante a mamo (cacique), se reunió con representantes indígenas que le entregaron un bastón, un collar con cuatro piedras y un legado. Era -palabras de Santos- un «mensaje de nuestros hermanos mayores, guardianes del equilibrio universal», para velar por «la naturaleza, con la que debemos estar en armonía».

Hace pocos días, hablando ante sus hermanos menores del Congreso Nacional de Hotelería, Santos reveló que autorizará la construcción de un hotel de siete estrellas en el Parque Tayrona. Semejante anuncio, justo cuando renace el Ministerio de Ambiente, equivale a dar como regalo de bautizo un tetero envenenado. Acabamos de enterarnos, pues, de que en uno de los más valiosos parques naturales de América el Gobierno se propone violar la ley y permitir un super-ultrahotel para los multimillonarios que gozan de la naturaleza rodeados de mayordomos, caviar, champaña y sábanas de seda, cuatro de las características de estos establecimientos de los que solo hay 22 en el mundo. Sobra agregar que a los hermanos menores se les abrieron las ganas de instalar sus propios hotelitos en el área.(Leer más, El Tiempo)